...Estoy estudiando. No ha pasado nada relevante últimamente en mi vida, pero pronto os contaré un poco más acerca de la vida en la laid-back California.
Miles de deberes. Pronto novedades
Y a los que me lo habéis preguntado, el huracán Sandy me pilla a unos cuantos miles de kilómetros de distancia, no me ha afectado mucho.
Postada bloguera: mi nueva bici por 60$, una ganga.
Estaba yo en la sala de estudio, estudiando (¿qué podría estar haciendo en la sala de estudio?), cuando de repente se abrió la puerta y una chica entró con una caja llena de galletas de chocolate. Y es que queridos amigos, yo hago esfuerzos hercúleos para no tomar demasiadas cookies, pero un par de ellas al día no hacen daño a nadie. Total, que la chica empezó a ofrecer galletas, alegando que para ella era un acto aleatorio de amabilidad (random act of kindness), y no tuve más remedio que aceptar de mala gana una galleta. La galleta iba con mensaje...¡la amabilidad superficial americana puede alegrarte el día!
Yo lo traduciría como el coloquial: "Dale duro colega"
2012 es año electoral en América. Se eligen alcaldes, presidentes, senadores, congresistas, consejos escolares, juntas comerciales y se aprueban propuestas estatales cada cual más estrafalaria que la anterior (legalización de la marihuana y uso de trasgénicos, por ejemplo). Aquí, al igual que en España, hay un bipartidismo bastante pronunciado, siendo los Democrats los más afines a la izquierda -vamos, derecha moderada- y los Republicans amantes de la derecha conservadora los que dominan de manera absoluta las urnas el día de las votaciones.
El 6 de noviembre se decidirá quién es el próximo presidente de los Estados Unidos, y después de los acalorados debates en los que parece ser que Obama ha salido ganador, los miembros históricos del pártido demócrata hacen un maratón de discursos a lo largo de la nación para captar votantes y dar el espaldarazo definitivo a los candidatos municiaples y regionales del partido que representan. En la UCI hemos tenido la suerte de poder ver dar un discurso hoy a uno de las figuras políticas del siglo XX, el presidente Bill Clinton. Y es que Bill fue un líder genial, amigo de sus amigos, de la música, mandatario en el momento cúspide de la economía yanqui a lo largo de la historia y, sobre todo, recordado por sus aventuras amorosas con su secretaria Monica Lewinsky. Y es que si lo más terrible que se le puede echar en cara a un presidente tras su mandato es una infidelidad, esto significa que ha hecho un trabajo impecable.
El acto empezaba a las cinco en el Bren Events Center (todos los conciertos, partidos de baloncesto y cosas así tienen lugar aquí), así que hora y media antes del comienzo ya estábamos esperando en la cola. Ya hace algo de frío en el sur de California, así que la espera no se hizo incómoda por el desconcertante calor otoñal que hemos tenido hasta ahora. De cualquier modo, hicimos estupendamente en llegar con antelación, ya que si bien estábamos bastante lejos de los primeros de la cola, el tumulto que se formó a nuestras espaldas tenía proporciones dantescas.
La cola empezaba en Vancouver
Cerca de las cinco de la tarde abrieron las puertas del pabellón y de manera ordenada y continua fuimos entrando todos al interior del recinto. En el contexto de un asesino conspirador habría sido fácil meter una pistola u otra arma letal en el estadio, ya que no nos cacheaban y la mochila la abrían un poco y nada más (habrá que tenerlo en cuenta para la siguiente ocasión, ¿no?). Tomamos asiento y con casi una hora de retraso empezaron a salir políticos inferiores a dar su discurso.
Un politicucho contando su vida
A los pocos minutos de empezar a hablar tuve que admitir que hay dos clichés acerca de los estadounidenses que son completamente ciertos. En primer lugar, los políticos decían que procedían de familias con recursos muy escasos en una zona muy marginal, y que con muchísimo trabajo, esfuerzo y ayuda de su comunidad habían llegado al lugar donde estaban. Y es que, a priori, el sueño americano hay que trabajárselo. En segundo lugar, los americanos son unos increíblemente forofos de la política. Cualquier consigna que el político gritase era ovacionada y aplaudida, en algunos momentos hasta el punto del sinsentido. Finalmente, y tras unos cuantas críticas a los republicanos, anunciaron la entrada del mítico presidente, de Bill Clinton:
El éxtasis se apoderó de la sala, era como ver entrar a Leo Messi en el Camp Nou, a Oppenheimer en el centro de control del proyecto Manhattan, una fiesta demócrata. Todos de pie aplaudiendo y grabando gigas y gigas de vídeos en lugar de apreciar la situación con esos ojos que tenemos en la cara. Me pareció gracioso (se puede ver en el vídeo) como el expresidente levanta el brazo de los candidatos a diferentes puestos, como si se tratara de luchadores de boxeo. El líder demócrata habló de lo malo que eran los republicanos, de impuestos, del sistema de salud que tienen en América (que sigue siendo, de momento, una parodia respecto al español) y de los jóvenes como el futuro de la nación.
Bill es el que está hablando. Vaya fotos hace la cámara en interiores...
Finalmente, antes de que terminara el discurso y teniendo que volver para cenar y otros menesteres, dejamos al señor presidente hablando hasta la próxima vez que haya que ayudar a levantar América.
Lejos del Mediterráneo, a medio camino entre Andalucía y Nueva Zelanda, existe una tierra llamada California, próspera cuna de la tecnología y la cultura del siglo XX y del presente XXI. Y es que sin duda alguna, Estados Unidos ha estado a la cabeza de todos los campos del conocimiento, influenciando al resto de las naciones a base de fórmulas, armas y dinero. Si no me creéis, mirad los modelos de cheques que diseñan (éste me lo quería comprar pero era innecesariamente caro):
Modelo de cheque "Forever Free"
Introducida la premisa de la importancia de EEUU en el contexto sociecónomico mundial de un planeta globalizado, neoliberal y en quiebra (qué fácil es inventarse jerga económica) me dejo de tonterías y os pregunto lo siguiente: ¿os resulta familiar este sitio?
Tienda Adidas en el "Patio de los leones"
La otra Alhambra
Sí, el Irvine Spectrum es en parte una infiel reproducción de uno de los monumentos más preciosos de Granada, España y el planeta Tierra, la Alhambra. Y es que damas y caballeros, aunque de plástico y con poco lustre, los americanos saben ver más allá de su breve historia como país e intentan recrear obras de una belleza atemporal, de edades ya perdidas.
Volveré pronto con alguna cosa de ingeniería biomédica, a ver si divulgando conceptos y datos disfrutáis de las cosas geek tanto como yo o el friki de mi padre.
Sé que últimamente no actualizo todo lo que me gustaría, pero comprended que en Estados Unidos hay un Plan Bolonia multiplicado por cinco en cuanto a deberes, si bien esperemos (mañana se comprobará) que no sean tan rebuscados a la hora de poner exámanes. Dicho esto, comentar que siempre que voy a Albertsons, supermercado salvavidas cerca de mi casa, no tengo más remedio que pasarme al menos un minuto hojeando las tarjetas que tienen en su pasillo de tarjetas, puesto que hay cosas realmente curiosas.
Hoy es el día del jefe. ¡Pídele un buen aumento!
Desde el día de la madre al día del jefe, pasando por el día del cumpleaños de tu primo y un feliz día de acción de gracias de una tia abuela a un sobrino nieto, encontré una que me pareció especialmente curiosa por el contenido:
La portada señorial:
"Por la pérdida de tu mascota.
Amamos a nuestras mascotas porque de algún modo son como nosotros, pero con más inocencia y confianza "
Y el interior detalloso:
"Sé lo mucho que tu mascota significaba para tí y lo duro que debe estar siento para tí. Mis pensamientos están contigo"
Y es que sin duda, es un buen detalle para un amigo que haya perdido su cacatúa. Ya me gustaría regalársela a mi hermana para no tener que ver nunca más a mi archienemigo, Nicolás el Gato (cuyo twitter es @niconeko1).
Querido diario, ayer vi una nave espacial. Una de verdad...
Por la mañana temprano, el contigente de San Diego compuesto por Edu (undergraduate), Ricardo (graduate)
y Javi (mi exprofesor de mecánica de fluidos) nos recogieron a Pablo y a
mí en nuestra preciosa casa de Camino del Sol, en Irvine, y nos
dirigimos a Los Ángeles cruzando Orange County por la I-405 para ser
testigos de un evento de una trascendencia histórica.
Barrios populares de Los Ángeles
Entramos
a la segunda metrópolis de Estados Unidos por el barrio de Inglewood, que
quizás algunos conoceréis como Idlewood, del GTA San Andreas. Pasamos por
interminables calles de suburbios llenas
de negros y latinos, plagadas de tiendas de llantas y ruedas, casas con el
césped seco por el fulminante sol californiano y una sensación de decadencia e
inseguridad curiosamente intrigante. Alrededor de las 13:30 aparcamos cerca de
la esquina entre Crenshaw y Martin Luther King Junior, donde suponíamos –según internet-
que el trasbordador espacial iba a pasar a las dos. Estaba plagado de gente, televisión y vendedores ambulantes con comida, camisetas cutres y trasbordadores espaciales de juguete.
Esperando el shuttle
Pasaba el tiempo y en el horizonte de Crenshaw Boulevard no se divisaba ninguna nave espacial, así que sobre las tres de la tarde fuimos de exploración calle abajo, al encuentro del Endeavour. En los tejados de las casas había gente subida, y unas cuantas sillas en las aceras reminiscentes de la Semana Santa anunciaban que todos esperaban con emoción ver la nave y todo el despliegue que rodeaba el asunto. Sin embargo, a medida que avanzábamos el volumen de gente disminuía, era evidente que el tumulto había ido a la esquina inicial porque era lo que anunciaban en los medios de comunicación. No obstante, estaba claro que la nave iba a pasar por esa calle, ya que había placas metálicas sobre el asfalto para que no se hundiese bajo el peso de la nave y las farolas estaban tiradas, arrodillándose para no obstaculizar la avanzada tecnología que iban a visionar en la fiesta vespertina.
No U-Turns allowed (giros de 180 grados)
La travesía en busca de la nave continuaba, y de vez en cuando nos paraba la gente para preguntar de dónde era nuestro curioso acento que no era mejicano. En una de esas paradas, una señora nos felicitó por estar allí, ya que según sus propias palabras, "this is history". La emoción iba en aumento. Finalmente, cerca de las cinco de la tarde vimos aparecer una mole blanca y negra cortando el cielo azul con sus alas, y mis labios esbozaron una sonrisa como la de un niño al ver que aún le quedan caramelos.
El Endeavour es de 1992, como yo.
Nos acercamos todo lo que la omnipresente policía nos permitió y me dediqué a observar al milímetro aquella maravilla de la aeronáutica, enemiga de la Unión Soviética, símbolo de la NASA este último cuarto de siglo, ejemplo de libro de resistencia de materiales (en mi caso) y sueño de miles de astronautas que nunca lo serán.
Yo feliz
Cuando el trasbordador pasaba por delante de la gente, la marabunta respondía gritando de manera enfervorecida, como si se tratase de los campeones del mundo de fútbol o un medallista olímpico, era el sentir popular. Cuando hicimos miles suficientes fotos, acompañamos a la nave como si realmente se tratara de un trono de la Virgen y yo un narazeno de la NASA, hasta que finalmente nos dimos por satisfechos y abandonamos aquella curiosa cabalgata callejera. Eran las siete de la tarde y el Endeavour aún no había llegado al sitio donde debía estar a las dos, para que luego digan que los españoles somos los tardones.
Dirigibles y toberas
Volvimos paseando entre una miriada de culturas y llegamos al coche. El plan era ir al campus de la University of California, Los Angeles para ver a Lucía Uceta, compañera aeroespacial de Madrid que está este curso estudiando en el campus más cool del estado dorado. Entramos en la universidad después de habernos perdido varias veces y vimos más bien poco del campus, ya que era de noche y sábado, por lo que los asiáticos estaban en sus casas estudiando y los populares bebiendo en las fraternidades. Cenamos una deliciosa hamburguesa en el Five Guys mientras digería lo increíble que había sido el día, y con el estómago lleno de comida y experiencias, volvimos a Irvine para un domingo que ha sido más o menos eficiente respecto al estudio. ¡Quiero ir al espacio!
El Endeavour no cabe en una foto de mi compacta(otra vez)
"This is history". Eso nos decía una señora al referirse al día de hoy. Increíble. Ahora me voy a dormir, pero prometo actualizar todo lo que no he hecho esta semana, incluyendo la parada espacial. Una palabra: Endeavour
Se da la circunstancia de que en Irvine, el porcentaje de población asiática ronda el 40%, y si nos centramos en la población estudiantil de UCI, la cantidad de estudiantes de dicho continente supera el 47% del total del alumnado. Resulta curioso ir a clase y que la mayoría de tus compañeros procedan de sitios tan exóticos con la China rural, Vietnam o Corea, pero sin duda son aún más interesantes por las extrañas costumbres que algunos de ellos exhiben, y si no me creéis, observad lo que me ocurrió cuando estaba ayer en el gimnasio:
Entiendo que son las costumbres de este chaval y que he de respetarlas, pero sigo sin entender por qué iba vestido así, para mí es un misterio por resolver.
En fin, con esta incógnita os deseo un feliz domingo y a mis abuelos paternos un feliz 48 aniversario.
Siguiendo con la serie de "Cosas automáticas en América", os dejo aquí este vídeo que muestra lo que yo pienso que ha sido uno de los momentos más emocionantes en lo que llevo de experiencia americana (mi criterio es complicado). De cómo con una foto hecha con una webcam y dos minutos de procesado, puedo conseguir el versátil y hotera a más y no poder carné de la universidad. ¡Alabad el mundo del mañana!
San Diego es, por población y con 1.326.179 habitantes, la octava ciudad más poblada de Estados Unidos. Fue fundada en 1769 por el mismo fraile mallorquín que dio nombre a otras ciudades (misiones por aquel entonces) tan importantes como pueden ser San Francisco o Los Ángeles, y es famosa por su zoo, su acuario, su centro histórico, la Comic-Con, su base naval y su cercanía a la vecina nación de Méjico, concretamente la frontera con Tijuana. Es sin duda una metrópolis con alma de ciudad pequeña y cercana, en la que se respira el espíritu californiano y en donde cohabitan gentes pertenecientes a todas las culturas del planeta.
Bahía de San Diego. Al fondo se aprecia un enorme portaaviones (no sé qué clase es)
El primer día que llegamos a San Diego (concretamente a la UCSD en La Jolla, a unos 21 kilómetros del downtown) nos quedamos dando vueltas por el sitio en el que vive Edu, socializando con sus vecinos y futuribles amigos y conociendo un poco como es el campus. Cabe destacar el buen tiempo, la cantidad de eucaliptos que había -parecía los Baños del Carmen- y especialmente la impresionante arquitectura de la biblioteca y símbolo de la universidad, la Geisel Library:
Imponente vista de la Geisel Library. ¿Te recuerda a algún edificio?
Os recomiendo ampliar la foto hasta su tamaño original, ya que me doy cuenta de que al fondo a la izquierda se ve una de las obras de arte que hay esparcidas por el campus, en este caso una casa de madera adosada a un edificio. Añadir que la leyenda de la foto no es una pregunta retórica, ya que los artistas de la película Origen (Inception) se inspiraron en la magna sala de estudios para diseñar la fortaleza final de la nieve (no spoileo más):
Nunca las bibliotecas fueron tan peligrosas
Esa misma tarde, y después del menú de rigor en un restaurante de comida rápida, hicimos una excursión a los acantilados de La Jolla junto a un extenso grupo de guiris para ver el idílico atardecer en el pacífico, que realmente impresiona mucho aún teniendo en cuenta que he visto el del Mediterráneo durante el 90% de mi vida. Ver el Sol desapareciendo bajo las aguas del mar, perdiéndose en una miriada de tonos rojizos, es como ver curarse una herida de manera milagrosa, la satisfacción del trabajo bien hecho, de un buen día y una noche de verano...
"Jorge, fotógrafo"
Al día siguiente, y con afanes consumistas, nos dirijimos a la mismísima frontera, al Las Americas Premium Outlets. Y cuando digo la frontera, realmente me refiero a eso. En su momento, el poco popular presidente Bush hijo intentó construir una valla (os recomiendo leer el enlace, las declaraciones de George no tienen desperdicio) que abarcase toda la frontera entre EE.UU y Méjico, pero por razones políticas y económicas dicho proyecto no se llevó a cabo de manera completa. De cualquier modo, en zonas tan pobladas como el nexo San Diego-Tijuana si que hay muros desde hace bastante tiempo, y si no observad las indicaciones que señalizaban junto al aparcamiento y lo cerca que estaba el muro fronterizo con Marruecos Méjico:
No Parking for Border Crossing Purposes
Nos vemos pronto Tijuana
Compramos un par de cosas (estoy especialmente orgulloso de unas bermudas vaqueras Levi's® que me costaron doce euros al cambio) y dimos una vuelta por prácticamente todas las tiendas. Fue un día de poca interacción en inglés, ya que todos y cada uno de los dependientes eran de origen hispano, y unas cuantas veces nos preguntaron de dónde veníamos y que hacíamos tan lejos de la madre patria.
Y es que a veces me lo pregunto yo, ¿qué hago tal lejos del jamón ibérico?
Dije en la entrada del coche de alquiler que continuaría para narrar las aventuras que vivimos junto a él, y sé que si no empiezo ahora al final me voy a olvidar de todo lo vivido y se perderá para siempre. Aquí pongo el itinerario carreteril que seguimos, por si la pereza os impide abrir el otro post:
Salimos de Irvine después de alquilar el coche una bonita mañana de miércoles, teniendo como destino el campus de la University of California, San Diego, donde va a estudiar Eduardo González este curso. Callejeamos un poco siguiendo las indicaciones de Google Maps y finalmente nos incorporamos a la Interstate 405 (I-405) rumbo sur. Unos kilómetros después, justo saliendo de la ciudad de Irvine, nos unimos al torrente de tráfico del sur, a la carretera de Méjico, la I-5.
Rumbo al sur
A pesar del miedo que reflejo en los vídeos de la ya mencionada entrada, la conducción por la autopista americana era rápida y segura, aunque poco fluida debido al hecho de que la gente del carril de la izquierda no se apartaba cuando íbamos al rebufo, y al final la única solución era ir zigzagueando entre carriles para ser los amos de la carretera. Más o menos así según el paint:
Versión española
Versión americana
VS
La carretera que seguíamos surcaba la línea de mar, por lo que el océano Pacífico nos acompañó durante todo el trayecto, junto a un Sol que creaba la ilusión de un verano prolongado. Era un gusto ver montañas alrededor como las que uno se puede encontrar surcando el litoral mediterráneo, de tierra seca, matorrales y mil tonos marrones y amarillos antes que un árbol de bosque continental. En definitiva, era como estar en casa.
Casi se divisa el San Antón al fondo de la imagen
Los coches que pasaban en los carriles paralelos, por lo general, diferían bastante de lo que uno puede encontrarse en cualquier calle del viejo continente. Gracias a las reservas de petróleo que tienen los americanos en el golfo de Méjico, en Alaska, el de sus relaciones con Arabia Saudí y el de los países estratégicamente conquistados que no sabemos de dónde sacan, la gasolina cuesta aquí ahora mismo unos cuatro dólares el galón, lo que viene siendo al cambio unos 82 céntimos el litro. Es lo que costaba en España hace cuatro años, y para ellos está por las nubes. En consecuencia, lo que en España conocemos como coche compacto es una cosa extraña de ver, y hay pocas marcas que se hayan expandido aquí en ese tipo de mercado (no he visto ni un Peugeot, Citröen o Seat, por poner algún ejemplo). Sin embargo, abundan los todoterrenos con llantas desmesuradamente grandes, las famosísimas camionetas pick-up, los Mustang, los Corvette, y por supuesto, no podían faltar los míticos autobuses amarillos:
Fallbrook Union Elementary School District
La carretera seguía y no parábamos de observar carteles que indicaban ciudades cercanas, casi todas llamadas con nombres que nos recordaban que no hace tantos años era el Imperio Español el que imponía el orden sobre esas tierras: Encinitas, La Jolla, San Diego, Del Mar, De La Valle (que bien usan los artículos)...
Finalmente, tras hora y cuarto y setenta y tantas millas recorridas, llegamos a la UCSD en La Jolla, sitio bonito donde los haya, en el que nos perdimos varias veces hasta encontrar el sitio donde vive Edu. Aparcamos el coche, sacamos las maletas y respiramos las primeras bocanadas de aire picante con olor fronterizo, ¡estábamos en San Diego!
Hace tiempo que no veo una máquina de papel automático, cénit de la tecnología moderna, pero he tenido la oportunidad de ver esta estampa típica de película americana volviendo de clase. Cerca de Aldrich Hall, un predicador gritaba como un poseso que nos arrepintiésemos, que Jesús llevaba dos mil años cuidando de nosotros y que como no buscásemos redención sufriríamos los castigos más dolorosos del infierno.
"Repent. There's still time left"
No soy una persona vergonzosa (depende de la situación), pero no me he querido acercar más para hacer la foto por si me decía algo, ¡de eso sí que me arrepiento!
Desde pequeñito siempre le decía a mi madre: "mamá, por mi cumple quiero que dejes de fumar", e ingenuamente pensaba que iba a dejarlo por mí. Dejando atrás ataques personales hacia mi madre (te quiero mamá, no me pegues) he de decir que últimamente -en los últimos 20 años- he desarrollado una adicción peor aún que la del alquitrán y la nicotina, y no es otra que la de comer dulces y demás comidas que suponen un ataque directo al corazón.
Dramatización
Y es que lo de éste país no es normal respecto a las comidas. Por lo general, es bastante más barato comer un restaurante de comida rápida que comprar productos de calidad en el supermercado, cuyos precios están por las nubes. Asimismo, las cookies o galletas de chocolate están demencialmente deliciosas. Las venden sueltas en el supermercado más cercano a mi casa, y cuando compro una, mis endorfinas me gritan que compre más. Narices, creo que estoy escribiendo esta entrada para fortalecer mi fuerza de voluntad y no pensar en galletas, porque no creo que saquéis mucho de lo que llevo dicho.
De cualquier modo mis habilidades culiarias son básicas, así que tampoco iba a comprar pimientos del padrón para hacer yo que sé qué (sí es que no sé, de verdad) y por la falta de productos de calidad asequible no me quejo mucho.
Los del mismo supermercado hacen cosas como ésta, es normal que me rinda a sus pies y compre galletas.
Dejando de hablar de comida americana (ya dará que hablar) comentaré brevemente algo acerca de comida española. Algo he conseguido ya gracias a recomendaciones de Javi Rodríguez (profesor de mecánica de fluidos back in Spain y consejero alimenticio en América).No son fáciles de encontrar y tampoco son de mucha calidad, pero estando a 8921 kilómetros del Mercadona más cercano (está en Galicia, comprobado), no me puedo quejar.
Nueve cachos de queso por 4.99 $ más impuestos. Mereció la pena.
Básicamente jamón y el pack salchichón extra y chorizo imperial del Mercadona
Y dejo lo mejor para el final. He dicho que mis habilidades culinarias dejan mucho que desear (menos cocinando pechuga de pollo), pero las de Pablo Tostado, compañero de clases y apartamento, son amplias y de gran lustre. Helo aquí el manjar español:
Un cocido nunca había sabido tan bien
Hasta la próxima entrada y comiendo cookies "cuquis" según la RAE en su próxima edición, os dejo dormir en el otro lado del mundo.
Y de regalo (no me deja poner tildes ni signo de interrogación):
A mediados de septiembre, y tras una tarde entera surfeando la web (suena californiano, ¿eh?) conseguí encontrar una empresa que dejaba alquilar coches a menores de veintiún años (en relación con la entrada anterior, resulta irónico que puedan conducir con dieciséis pero que tenga que esperar un lustro para poder alquilar vehículos). Conseguida la empresa, encontré sendos códigos promocionales y descuentos y me fui a dormir tranquilo. A la mañana siguiente -y en autobús aún- fuimos al aeropuesto Santa Ana/John Wayne a recoger el coche en la oficina de la multinacional americana, y tras una hora esperando y otra media discutiendo con la encargada, ya que nos quería cobrar el doble de lo estipulado en la página web entre impuestos inventados y el pecado mortal de no ser mayor de edad. Finalmente, y tras un poco de negociación y sentido común, el precio final fue el que ponía en la página, lo que era bastante aceptable, ¡qué felicidad!
¡Nuestro peazo Hyundai Elantra!
Poco después nos daban las llaves del vehículo, y tras unos tensos minutos debido a la falta de práctica en coches automáticos, Pablo consiguió sacar el coche del garaje. He aquí el documento gráfico de los momentos posteriores:
Tras perdernos dos o tres veces y pasar por casa a coger las maletas, pusimos rumbo a San Diego, la ciudad donde mi amigo y compañero Eduardo González va a estudiar este curso, y la cual visitaremos varias ocasiones este año ya que ciertamente merece la pena. No nos perdimos:
Finalmente, tras poco más de una hora al volante y dos barras del depósito de gasolina (nota para navegantes: el diésel es más caro que la gasolina en Estados Unidos), llegamos a San Diego, ciudad de la que pienso escribir muchas entradas en un futuro, frontera del suroeste donde los gringos se juntan con los mejicanos y los mejicanos hablan gringo.
Al Capone conducía una furgoneta cargada de botellas de whiskey canadiense cerca de Cicero (Illinois), donde había establecido su cuartel general como capo del crimen en los años 20. Era la época de la Prohibition americana, del acta Volstead, de la ley seca. Ni hombres ni mujeres podían beber alcohol, independientemente de la edad, y se contentaban con pasear por el paseo marítimo de Atlantic City, ver una buena película de cine mudo o simplemente debatir mientras fumaban un cigarrillo quién sería el próximo presidente de los Estados Unidos, ¿Coolidge o Davis?
Stupido stronzo, hai rotto la bottiglia e devi pagare per questo!
El gángster más famoso de Chicago giró hacia un húmedo callejón y las luces de las farolas dejaron de iluminar la carrocería del vehículo, como los rayos del Sol en un atardecer de invierno. Hizo sonar el claxon un par de veces, y al ver que nadie aparecía, silbó de forma estridente y gritó un insulto en italiano. En pocos segundos aparecieron cuatro hombres de tez oscura y pelo graso que descargaron el valioso cargamento con la eficiencia digna de una cadena de montaje.
Botellas gigantes del licor nacional del vecino del sur, Méjico
Al cabo de una semana, dos cajas de whiskey acabaron en una taberna pajarería de la misma Cicero, y como era viernes por la tarde y estaba diluviando, Sean y James, dos jóvenes de veinte años que trabajaban en un aserradero cercano, se acercaron al establecimiento. Con discreción pidieron dos vasos de whiskey, y el camarero se los sirvió sin problema alguno. Nueve años después, el alcohol volvía a ser legal en Estados Unidos, Al Capone estaba encerrado en una prisión federal de Atlanta y Sean y James poseían Fine Woods Sean & James CO, la compañía madedera más próspera del medio oeste americano.
¡Menos mal que la Guerra Fría acabó y pueden importar botellas gigantes de Smirnoff!
Contada esta divagación amena acerca de lo complicado que era conseguir beber en aquella época de mafiosos, depresión y americanismo, simplemente comentar que en ese ambiente de presunta ilegalidad era más sencillo conseguir un vaso de whiskey para un menor de edad -por ejemplo Sean y James- de lo que es en la actualidad. En los Estados Unidos de América, un ciudadano tiene la posibilidad de conducir un coche con dieciséis años de edad, de fumar tabaco y marihuana (con la tarjeta médica pertinente, tremendamente complicada de conseguir) a los dieciocho, disparar un fusil de asalto a esa misma edad, pero sin duda alguna, ha de esperar a los veintiuno para beber alcohol y jugar en el casino. Y que conste que ni soy un alcohólico ni un ludópata, pero habiendo sido mayor de edad para todos los menesteres en España (exceptuando el poder disparar con una Kaláshnikov, ¡maldita sea!), me resulta un poco frustrante tener que depender de otros para poder comprar ciertos productos, y tener vetada la entrada a la inmensa mayoría de bares, clubes, casinos, discotecas y antros.
Poco a poco voy comprendiendo cosas acerca de este país de clichés, pero para algunos asuntos, ¡no te entiendo América!