miércoles, 3 de octubre de 2012

En la interestatal rumbo a San Diego

Dije en la entrada del coche de alquiler que continuaría para narrar las aventuras que vivimos junto a él, y sé que si no empiezo ahora al final me voy a olvidar de todo lo vivido y se perderá para siempre. Aquí pongo el itinerario carreteril que seguimos, por si la pereza os impide abrir el otro post:



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Salimos de Irvine después de alquilar el coche una bonita mañana de miércoles, teniendo como destino el campus de la University of California, San Diego, donde va a estudiar Eduardo González este curso. Callejeamos un poco siguiendo las indicaciones de Google Maps y finalmente nos incorporamos a la Interstate 405 (I-405) rumbo sur. Unos kilómetros después, justo saliendo de la ciudad de Irvine, nos unimos al torrente de tráfico del sur, a la carretera de Méjico, la I-5.

Rumbo al sur
 A pesar del miedo que reflejo en los vídeos de la ya mencionada entrada, la conducción por la autopista americana era rápida y segura, aunque poco fluida debido al hecho de que la gente del carril de la izquierda no se apartaba cuando íbamos al rebufo, y al final la única solución era ir zigzagueando entre carriles para ser los amos de la carretera. Más o menos así según el paint:

Versión española
Versión americana







     VS
















                                                                                                                                                           

La carretera que seguíamos surcaba la línea de mar, por lo que el océano Pacífico nos acompañó durante todo el trayecto, junto a un Sol que creaba la ilusión de un verano prolongado. Era un gusto ver montañas alrededor como las que uno se puede encontrar surcando el litoral mediterráneo, de tierra seca, matorrales y mil tonos marrones y amarillos antes que un árbol de bosque continental. En definitiva, era como estar en casa.

Casi se divisa el San Antón al fondo de la imagen
Los coches que pasaban en los carriles paralelos, por lo general, diferían bastante de lo que uno puede encontrarse en cualquier calle del viejo continente. Gracias a las reservas de petróleo que tienen los americanos en el golfo de Méjico, en Alaska, el de sus relaciones con Arabia Saudí  y el de los países estratégicamente conquistados que no sabemos de dónde sacan, la gasolina cuesta aquí ahora mismo unos cuatro dólares el galón, lo que viene siendo al cambio unos 82 céntimos el litro. Es lo que costaba en España hace cuatro años, y para ellos está por las nubes. En consecuencia, lo que en España conocemos como coche compacto es una cosa extraña de ver, y hay pocas marcas que se hayan expandido aquí en ese tipo de mercado (no he visto ni un Peugeot, Citröen o Seat, por poner algún ejemplo). Sin embargo, abundan los todoterrenos con llantas desmesuradamente grandes, las famosísimas camionetas pick-up, los Mustang, los Corvette, y por supuesto, no podían faltar los míticos autobuses amarillos:

Fallbrook Union Elementary School District
La carretera seguía y no parábamos de observar carteles que indicaban ciudades cercanas, casi todas llamadas con nombres que nos recordaban que no hace tantos años era el Imperio Español el que imponía el orden sobre esas tierras: Encinitas, La Jolla, San Diego, Del Mar, De La Valle (que bien usan los artículos)...

Finalmente, tras hora y cuarto y setenta y tantas millas recorridas, llegamos a la UCSD en La Jolla, sitio bonito donde los haya, en el que nos perdimos varias veces hasta encontrar el sitio donde vive Edu. Aparcamos el coche, sacamos las maletas y respiramos las primeras bocanadas de aire picante con olor fronterizo, ¡estábamos en San Diego!

La carretera
Continurá...

4 comentarios:

  1. Mariano Fernández Navarro4 de octubre de 2012, 0:06

    Jorge, ¿cuánto tiempo has perdido en hacer la animación del adelantamiento?

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    1. Cuarenta minutos más o menos, ha salido lo más costoso sí.

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    2. Ja ja ja, he pensado lo mismo. Qué grande, Jorge!
      (...y qué grande la envidis)

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  2. ohhh... cuánto odio

    Elena

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