domingo, 14 de octubre de 2012

Endeavour

Querido diario, ayer vi una nave espacial. Una de verdad...

Por la mañana temprano, el contigente de San Diego compuesto por Edu (undergraduate), Ricardo (graduate) y Javi (mi exprofesor de mecánica de fluidos) nos recogieron a Pablo y a mí en nuestra preciosa casa de Camino del Sol, en Irvine, y nos dirigimos a Los Ángeles cruzando Orange County por la I-405 para ser testigos de un evento de una trascendencia histórica.

Barrios populares de Los Ángeles


Entramos a la segunda metrópolis de Estados Unidos por el barrio de Inglewood, que quizás algunos conoceréis como Idlewood, del GTA San Andreas. Pasamos por interminables calles de  suburbios llenas de negros y latinos, plagadas de tiendas de llantas y ruedas, casas con el césped seco por el fulminante sol californiano y una sensación de decadencia e inseguridad curiosamente intrigante. Alrededor de las 13:30 aparcamos cerca de la esquina entre Crenshaw y Martin Luther King Junior, donde suponíamos –según internet- que el trasbordador espacial iba a pasar a las dos. Estaba plagado de gente, televisión y vendedores ambulantes con comida, camisetas cutres y trasbordadores espaciales de juguete.


Esperando el shuttle
Pasaba el tiempo y en el horizonte de Crenshaw Boulevard no se divisaba ninguna nave espacial, así que sobre las tres de la tarde fuimos de exploración calle abajo, al encuentro del Endeavour. En los tejados de las casas había gente subida, y unas cuantas sillas en las aceras reminiscentes de la Semana Santa anunciaban que todos esperaban con emoción ver la nave y todo el despliegue que rodeaba el asunto. Sin embargo, a medida que avanzábamos el volumen de gente disminuía, era evidente que el tumulto había ido a la esquina inicial porque era lo que anunciaban en los medios de comunicación. No obstante, estaba claro que la nave iba a pasar por esa calle, ya que había placas metálicas sobre el asfalto para que no se hundiese bajo el peso de la nave y las farolas estaban tiradas, arrodillándose para no obstaculizar la avanzada tecnología que iban a visionar en la fiesta vespertina.

No U-Turns allowed (giros de 180 grados)

La travesía en busca de la nave continuaba, y de vez en cuando nos paraba la gente para preguntar de dónde era nuestro curioso acento que no era mejicano. En una de esas paradas, una señora nos felicitó por estar allí, ya que según sus propias palabras, "this is history". La emoción iba en aumento. Finalmente, cerca de las cinco de la tarde vimos aparecer una mole blanca y negra cortando el cielo azul con sus alas, y mis labios esbozaron una sonrisa como la de un niño al ver que aún le quedan caramelos.


El Endeavour es de 1992, como yo.

Nos acercamos todo lo que la omnipresente policía nos permitió y me dediqué a observar al milímetro aquella maravilla de la aeronáutica, enemiga de la Unión Soviética, símbolo de la NASA este último cuarto de siglo, ejemplo de libro de resistencia de materiales (en mi caso) y sueño de miles de astronautas que nunca lo serán.


Yo feliz
Cuando el trasbordador pasaba por delante de la gente, la marabunta respondía gritando de manera enfervorecida, como si se tratase de los campeones del mundo de fútbol o un medallista olímpico, era el sentir popular. Cuando hicimos miles suficientes fotos, acompañamos a la nave como si realmente se tratara de un trono de la Virgen y yo un narazeno de la NASA, hasta que finalmente nos dimos por satisfechos y abandonamos aquella curiosa cabalgata callejera. Eran las siete de la tarde y el Endeavour aún no había llegado al sitio donde debía estar a las dos, para que luego digan que los españoles somos los tardones.

Dirigibles y toberas
Volvimos paseando entre una miriada de culturas y llegamos al coche. El plan era ir al campus de la University of California, Los Angeles para ver a Lucía Uceta, compañera aeroespacial de Madrid que está este curso estudiando en el campus más cool del estado dorado. Entramos en la universidad después de habernos perdido varias veces y vimos más bien poco del campus, ya que era de noche y sábado, por lo que los asiáticos estaban en sus casas estudiando y los populares bebiendo en las fraternidades. Cenamos una deliciosa hamburguesa en el Five Guys mientras digería lo increíble que había sido el día, y con el estómago lleno de comida y experiencias, volvimos a Irvine para un domingo que ha sido más o menos eficiente respecto al estudio. ¡Quiero ir al espacio!

El Endeavour no cabe en una foto de mi compacta (otra vez)
Por cierto, muchas más fotos aquí

4 comentarios:

  1. Pues en Málaga tuvimos una parade de tropas imperiales que no le tienen nada que envidiar al cohetito ese, con banda semanasantera tocando los acordes de la marcha espacial. Me imagino que habrás visto fotos ;-)
    En serio ya, MUY chulo lo del endeavour, lo hemos visto en los telediarios!

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    1. Lo sé, lo sé, leo el Sur todos los días para mi desgracia. Me tendrían que haber entrevistado.

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  2. Respuestas
    1. Y dentro de poco la intención es ir al JPL. ¡Disfruta las fotos Mel!

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